Si ves una llamada mía,
no respondas.
No soy yo la que habla,
son las hormonas,
o la primavera,
o el vacío en el pecho.
Ese último dice
que te echa de menos,
que se hacía chiquito con tus abrazos
y ser tan grande le agobia.
Sabe eso de que cuanto más alta la torre,
más dura la caída.
Y se emparanoya.
Yo ya no.
No te creas.
Más bien poco.
Más que poco,
una mierda.
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