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lunes, 11 de mayo de 2015

A ese imbécil

Al que dice que el amor es más bonito cuando duele, que me señale la belleza del punzado de dolor viviendo en el pecho. O del estómago dado la vuelta, girado como la realidad que ha rechazado corresponderse con lo imaginado. O del dolor de cabeza provocado por torrentes de lágrimas con más súplicas que agua.

Que me diga desde qué ángulo tengo que mirar el espejo para ver el bello retrato. ¿Acaso le gusta el lila de las ojeras? Las mías ya son negras, así que ni con esas sirvo para musa.

Que piense antes de hablar, y mucho más del desamor. Si el único que ha conocido es el de las películas americanas, puede guardarse sus opiniones. Aquí, los de primera línea de batalla sabemos de lo que hablamos. Y seguimos teniendo pesadillas, aunque hayan pasado años desde la guerra.

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