Páginas

viernes, 8 de mayo de 2015

Eso del amor que tan bien suena

“No te haces mayor hasta que entiendes que el amor es una eterna despedida.”

Es la mala costumbre humana de llenarse la boca de palabras que no entienden la que nos ha conducido sin frenos por el camino de la amargura. Hablo de la mierda del amor. Y cuando hablo, lo hago con sangre, no con palabras de tinta gastada por el uso. Esa que corre por las venas –y a veces en las rodillas, los codos y las mejillas-, esa con la que se te empalma el alma y se te colorean las mejillas. Joder, sangre, sentimiento, traición a la abulia, muerte a la indiferencia. Porque no hablamos de economía comparada, hablamos de las historias de noches en vela que cuentan tantos pares de ojeras. Hablamos de las sonrisas y lágrimas entre las que se debate la locura que te electrifica el cuerpo y te empuja a hacerlo todo por la causa más justa de todas: el cerrar los ojos y seguir viviendo en la cabeza de otra persona.

Porque me hablan de amor, y me entra la risa floja, seguida por la rabia. ¿Cómo pretendes vivir en burdos intentos de sentimiento, si piensas que el amor es buscado y no encontrado, perdido y jamás recuperado? De aquí en adelante, mirando cómo se vacía el reloj de arena, pienso vivir a través de los corazones en los que he dejado huellas, de tinta invisible e indeleble, que no se irán ni con el tiempo ni con la lluvia y su manía de mojarme la ventana.


No hay comentarios:

Publicar un comentario