Yo te voy a cuidar,
pequeña.
Abrirá las nubes
tu sonrisa
inocente
y pura.
Yo te voy a cuidar.
A secar tus lágrimas
con paños de experiencia.
A levantarte del suelo
a la primera
la segunda
y la tercera.
A abrir las puertas
de tu corazón
a un mundo de cerrojos
y miradas de reojo.
Voy a sincronizar tus latidos
con los de las almas desgarradas
que no hacen más que pedir
una mano de consuelo
que les ayude a alzar el vuelo.
Y volarás. Volarás conmigo.
Bajo mis alas no llegará la lluvia
a tu frente. A tu alma.
Yo te voy a cuidar, pequeña.
Moriré en el intento.
Moriré haciendo de escudo
para las lanzas del desengaño,
de la vanidad y del desprecio,
del odio a uno mismo proyectado
hacia un mundo que de odio está ya lleno.
Yo te voy a cuidar, joder.
Voy a contarte las estrellas.
Una a una. Las bajaré.
Para que te iluminen en las noches más saladas.
Y te guíen cuando los pasos sean errantes.
Voy a cuidarte, pequeña.
Así que deja de llorar.
Que la luna nos sonríe.
Que nos da la buena nueva.
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