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lunes, 1 de junio de 2015

Este mundo de mierda, pt.2

Y si lo único que nos queda es sufrimiento, que sea compartido. Si el llanto ahoga las risas, lloraré contigo. Si te duelen las heridas de balas que no llevaban tu nombre, compartiré mi sangre, derramaré la mía, suturaré las brechas de carne con el fuego de mis entrañas. Secaré todas las lágrimas antes de que caigan el suelo con la piel que me arrancaré a tiras. Todo ello antes de permitir que al prójimo del que tanto hablan le siga doliendo el latir desacompasado de un corazón al que no le han brindado la oportunidad de bombear sangre que no sepa a desengaño y a injusticia. Todo ello antes que seguir cerrando los ojos, girando la cara, dando la espalda. Todo ello antes que vivir en la inopia, en la burbuja artificial de deseos metidos con embudo y necesidades innecesarias. Me cortaré las manos para dárselas a los que no tengan fuerzas para moverlas. Me arrancaré los cabellos para dárselas a aquellas a las que se los privaron, a tirones. Moriré joven, pero no dejaré un bonito cadáver. Dejaré los restos físicos de un alma detrito. De un agujero incorpóreo. De alguien que habrá intentado que su huella en el mundo no se reduzca a una cifra en una red social. O a un libro. O a un árbol. O a un hijo. Renuncio a mi vida en pos de aquellos que no han podido elegir. No quiero seguir viviendo en un mundo en el que dormimos a pierna suelta con llantos de inocentes pegados a la almohada, reducidos a susurros. Relegados a la nada.

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