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martes, 28 de abril de 2015

Ojos y corazón cerraos

Como buenos seres de sangre caliente, lo nuestro no es el frío. No hablo del climático, que también (los canadienses los tienen cuadraos). Hablo del frío de la cama vacía, que no duda en gritar no solamente que alguien se ha ido, sino que hace mucho tiempo que lo hizo. O peor, que nunca ha estado allí. Hablo del frío de las baldosas del baño, al que caemos entre lágrimas hijas de decepciones sin piedad. De las mañanas incómodas y viajes de cama en cama a las 8 de la mañana. Hablo de ti, joder, siempre hablo de ti.


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