Como buenos hijos de las nubes, su
dolor es el nuestro, y sus lágrimas nos corren por las mejillas para morir evaporadas
por sabe dios qué calor. Es el mal tiempo, que me pone melancólica. Que no sé qué
hacer, si pienso en tus manos cuando veo llover.
Quisiera poder respirar bajo el agua. Quizá con agallas, no me ahogaré entre recuerdos sembrados sin cariño.
Llámame idiota, pero con este día
de mierda no he podido evitar que lo primero que se me pasase por la cabeza, es
saber si tu ventana también llora.
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