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miércoles, 15 de abril de 2015

Insurgencia a la realidad impuesta

Me fallan y me faltan las fuerzas.
Y así, me fallo y me falto yo.
Me queman.
Hoy me queman las entrañas.

Me arden las mejillas.
Las pestañas avivan
El fuego de la indignación.

El dolor por el dolor del hermano.
Que no de sangre,
que no de patria,
pero sí de condición humana.

Y es que, en un mundo
sin alma,
de corazón podrido,
no estoy segura de si volarán las golondrinas.
Ni de si saldrá mañana el sol.

Sí sé que mañana,
seguirán estando,
las casas sin personas.
Las personas sin casas.

Padres perdidos.
E hijos pródigos,
que jamás volverán al hogar.

Y al día siguiente también.
Desahucios, guerras, asesinatos,
en nombre de los cuatro nuevos jinetes.

Que son la vanidad, el dinero,
y la sed del poder.
De los que llenan sus vasos los
"humanos".

Me pides el cuarto, y también lo sé.
Son los ojos cerrados.
Los párpados negándose al dolor.
La boca sumida en silencio.

Ante la injusticia.
De este mundo.
El nuestro.

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