Páginas

lunes, 25 de enero de 2016

Madriz

Madrid, te quiero. Te quiero, ni como a un hijo, ni como a un amante, ni como al lugar del que se huye sabiéndose imposible el retorno, ni al lugar que acoge al prófugo con sombra serena de laurel. No te quiero con amor, sino con ese aprecio pegajoso que suda el pasado. Te quiero como portal de desaires y marco de engaños, como cómplice de la noche profunda que nada bueno augura, nada bueno esconde, y nada bueno desea. Te quiero como la ventana por la que echaron a volar mis demonios, dejándome sola e incompleta, sin relleno posible más que la náusea misma. Te quiero como islote perdido en un mar de malos recuerdos, como epicentro y causa dolorosa, como hogar en brasas, como el frío de febrero. Te quiero por costumbre, desaire, despecho y tradición, por apego a la sangre derramada, y quizá por los amaneceres tan bonitos que me has regalado.




No hay comentarios:

Publicar un comentario