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miércoles, 6 de enero de 2016

Ketamina

Se miraron por primera vez en una apoética noche de verano. La mirada turbia, el cuerpo ardiente. Ella llevaba escrito “manejar con cuidado” en cada lunar, él, navajas bajo las uñas con las que cortar cualquier salida posible.

Se perdió en vagas miradas un futuro por separado.

Cayó con el sol la resistencia arraigada en tambaleantes valores. Y en la oscuridad, el uno sobre el otro.  Culpa de la luna la marea intravenosa que fundió pieles frías y calentó la madrugada. Sustento de las paredes el aire exhalado en cada gemido. Sábanas derramadas en sudor, perdidas entre miembros inconclusos. Lenguas traviesas y capilares insumisos. Lluvia ácida en verano. Tormenta de invierno. Frío glacial en el pecho, calor ardiente de cintura para abajo. Sus lágrimas, cristales rotos:

-Lo único que quería era un beso que me salvase.


Fundido en negro.


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